Puede que el nombre de Mary McLeod Bethune no destaque en su mente, pero su impacto en nuestro país ha sido duradero. Bethune es hija de padres esclavizados y llegó a ser una de las educadoras, funcionarias y activistas de los derechos civiles más importantes de la comunidad negra. Comenzó con el sueño de ser misionera, pero al no haber ninguna iglesia dispuesta a patrocinarla, pasó a convertirse en educadora.

En 1904, siendo madre soltera en Florida, decidió abrir un internado: la Daytona Beach Literary and Industrial School for Training Negro Girls. En 1929, su escuela se había transformado en un colegio, integrándose con una escuela exclusivamente masculina, y convirtiéndose en el Bethune-Cookman College. En 1943, las estudiantes recibían títulos del colegio de Bethune. En 2006, la escuela añadió su primer programa de maestría y en 2007 pasó a llamarse oficialmente Universidad Bethune-Cookman.

Del mismo modo que fue una defensora de los estudiantes negros, fue una activista de la calidad racial y de género. Dirigió las campañas de registro de votantes en 1920, una vez que las mujeres pudieron votar, y en 1936 era la mujer negra de mayor rango en el gobierno. Como amiga de Eleanor Roosevelt, Bethune fue nombrada Directora de Asuntos Negociales de la Administración Nacional de la Juventud. Permaneció en este puesto durante ocho años. Como miembro del consejo de administración, luchó por la integración racial del Women's Army Corps.

Mientras trabajaba duro para los demás en todo el país, Bethune seguía siendo una madre soltera que se esforzaba por mantener a su hijo. Pasó de vender seguros a cofundar la Central Life Insurance Company de Tampa. Bethune allanó el camino de muchas personas, especialmente de las mujeres negras, y dejó un legado de empoderamiento a todos los que conoció. 

Sus últimas palabras fueron una dedicatoria a su legado continuo: "Os dejo amor... os dejo esperanza... os dejo el reto de desarrollar la confianza en los demás... os dejo dignidad racial... os dejo finalmente una responsabilidad con nuestros jóvenes".

Al igual que Bethune desafió a sus compañeros para continuar en el mejoramiento de nuestro mundo para los jóvenes por venir, nosotros en CASA del Condado de Tarrant creemos que los jóvenes a nuestro alrededor merecen un mundo lleno de amor, esperanza y dignidad racial. Cada uno de nuestros voluntarios y personal eligen continuar haciendo el trabajo duro por el bien de los jóvenes y las familias que impactamos. Así que, a cada uno de ustedes, les decimos gracias. Gracias por su verdadera dedicación a la búsqueda de un futuro mejor para nuestros jóvenes.